CIBERACOS FRENTE AL ACOSO TRADICIONAL
Los estudios han revelado que el ciberacoso correlaciona fuertemente con el acoso tradicional y que quizá sea una continuación o incluso una represalia del acoso tradicional.
Es ampliamente conocido que el bullying tradicional puede causar a largo plazo un daño psicológico sobre las víctimas. Este daño afecta a la autoestima, propicia la depresión, la ira, el fracaso o absentismo escolar, y, en algunos casos, más violencia escolar o incluso el suicidio. Es posible que el daño causado por el ciberacoso, las ciberamenazas o el sexting pueda ser mayor que el daño causado por el acoso tradicional, porque las comunicaciones en línea pueden ser extremadamente brutales y violentas. No hay escape para aquellos que están siendo ciberacosados, y la victimización siempre está en marcha, 24 horas al día, 7 días a la semana. Además el material que se usa en el ciberacoso puede ser distribuido por todo el mundo y es, a menudo, imposible de eliminar del ciberespacio.
Los ciberagresores pueden ser anónimos o pueden solicitar la implicación de “amigos” desconocidos, esto mismo puede ser aplicado en casos de amenazas o sexting.
Las relaciones personales y sexuales están a menudo implicadas en estos casos, rupturas, peleas entre compañeros... Estos comportamientos pueden afectar a niños y adolescentes porque no son muy buenos en ocultar su identidad, de hecho, muestran una gran cantidad de información en sus perfiles de redes sociales. Esto aumenta la probabilidad de que una persona resentida, o incluso que un extraño puede robar esa información y usarla en su contra o contra sus red de amigos.
Es ampliamente conocido que el bullying tradicional puede causar a largo plazo un daño psicológico sobre las víctimas. Este daño afecta a la autoestima, propicia la depresión, la ira, el fracaso o absentismo escolar, y, en algunos casos, más violencia escolar o incluso el suicidio. Es posible que el daño causado por el ciberacoso, las ciberamenazas o el sexting pueda ser mayor que el daño causado por el acoso tradicional, porque las comunicaciones en línea pueden ser extremadamente brutales y violentas. No hay escape para aquellos que están siendo ciberacosados, y la victimización siempre está en marcha, 24 horas al día, 7 días a la semana. Además el material que se usa en el ciberacoso puede ser distribuido por todo el mundo y es, a menudo, imposible de eliminar del ciberespacio.
Los ciberagresores pueden ser anónimos o pueden solicitar la implicación de “amigos” desconocidos, esto mismo puede ser aplicado en casos de amenazas o sexting.
Las relaciones personales y sexuales están a menudo implicadas en estos casos, rupturas, peleas entre compañeros... Estos comportamientos pueden afectar a niños y adolescentes porque no son muy buenos en ocultar su identidad, de hecho, muestran una gran cantidad de información en sus perfiles de redes sociales. Esto aumenta la probabilidad de que una persona resentida, o incluso que un extraño puede robar esa información y usarla en su contra o contra sus red de amigos.